Y recuerdo que mientras subía la escalera oí la voz del sepulturero junto a la puerta que me decía:
-Todo el mundo piensa en lo que puede haber bajo tierra, pero allí no hay nada.
-Entonces ¿dónde hay algo? –le pregunté.
-Alrededor, mirando alrededor. Ahí es donde se ven las cosas más hermosas.